El oro del rey Midas y el mago bromista

En un lejano reino, un rey muy avaro mandó llamar al mejor mago de su reino y le dijo:

Quiero que con tu magia, consigas que todo lo que yo toque se convierta en oro, quiero ser el rey más rico del mundo.

El mago no estaba de acuerdo, sin embargo, le dijo… mi rey concederé tu insensato deseo.

Para su desgracia, desde ese momento, todo aquello que tocaba se convertía en oro y el rey estaba lleno de alegría. Mientras tanto, el hechicero lanzo una carcajada y sin que el rey se diera cuenta, el mago desapareció.

Debido a su experiencia, el mago sabía que era peligroso darle dicho poder a su rey, sin embargo, no podía desobedecer sus órdenes o en consecuencia le cortarían la cabeza.

En efecto, desde ese momento, todo cuanto tocaba el rey se convertía en oro: una puerta, una silla, un vaso de agua, un pollo asado…

¡Papá, papá!

Exclamó la princesa, que se acercaba corriendo para besar a su padre.

¡No, hija! ¡No te acerques a mí! Sin embargo, era tarde, el rey había abrazado a su hija…

En el mismo momento en que le dio un beso, la niña se convirtió en una estatua de oro puro de 24 quilates.

El rey Midas ahora tenía más oro

Entonces, el rey se puso a llorar y por fin comprendió su insensatez. Entendió que la familia es más valiosa que todo el oro del mundo, por lo tanto, mando a que buscaran al mago.

Mientras tanto, el mago se reía de la desgracia de su rey, todos en el palacio estaban llorando porque la niña de oro ya no jugaba y tampoco sonreía. Era una hermosa estatua de oro que no tenía vida.

Los guardias del palacio llevaron al mago y el rey lo obligo a quitar el hechizo, desde ese día el rey fue feliz con lo que tenía y todos los días abrazaba a su hija.

Moraleja y reflexión “El oro del rey Midas”

Mucho cuidado con lo que queremos y lo que pedimos con mucha insistencia, cuando la ambición supera los deseos es contraproducente.

El rey quería tener mucho oro y que los reyes de otros países lo reconocieran como el más rico del mundo. Sus deseos no lo dejaban ver que tenía cosas más valiosas que el dinero, la magia que le otorgo el mago no era lo que creía el rey.

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