Había una vez un anciano que apenas veía, no oía bien y cuando se sentaba a la mesa apenas podía sostener la cuchara.
La mujer de su hijo y su propio hijo, estaban muy disgustados y confinaron al anciano a un rincón de la casa, a donde le llevaban su poca comida en un viejo plato.
El anciano lloraba y miraba con tristeza hacia la mesa.
Un día se cayó, y se le rompió el plato que apenas podía sostener en sus temblorosas manos. Su nuera lo llenó de insultos, a los que el viejo no se atrevió a responder; solo bajó la cabeza, mientras suspiraba desconsolado.
Desde ese momento, como castigo, le dieron como plato un miserable recipiente de madera, en el cual le servían de comer. Algunos días después, la nuera del viejo vio que su hijo pequeño llevaba algunos pedazos de madera que había caído de un árbol y comenzó a tallarlos.
Preguntó la madre -¿Qué haces hijito?
El niño contestó -Un plato de madera mamá, para darles de comer a ti y a papá cuando sean viejos.
Moraleja y reflexión «El abuelo y su nieto»
Este cuento cortito representa los valores que trasmiten los padres a los hijos. Se dice que los niños son una esponja que absorbe todo lo que ven. Si los padres enseñan cosas buenas, los niños aprenderán de ello, pero si los padres hacen cosas negativas, también los niños imitaran esas actitudes.
En el cuento los padres del niño trataban de manera despectiva al abuelo. Lo excluyeron de la familia y lo abandonaron en un rincón. Cuando rompió el plato no preguntaron si se había cortado, simplemente lo insultaron y le dieron un viejo trasto de madera.
El niño aprendió todo de sus padres y en un ejercicio de imitación por aprendizaje, comenzó a preparar los platos d sus padres a los que trataría de la misma manera que a su abuelo. Es por eso que los padres deben poner buenos ejemplos a sus hijos.