La Merced zona de duendes y brujas

Sergio, oriundo de La Merced (Paclín), afirma que la gente de ese lugar reconoce que es zona de duendes y de brujas.

“De noche es impresionante… muchas veces se las vio en la plaza principal”, asegura nuestro oyente al referirse a las brujas, y las describe: “son mujeres que cobran formas de pájaros, y a veces se les hace de día y vuelven a ser mujeres, quedando desnudas en cualquier lugar, tapadas con sus propios cabellos”. Sergio se atreve a más, asegurando que en este pueblo “son chicas jóvenes, adolescentes de 16 o 17 años…” Después, va directamente a su historia, y describe a La Merced como un pueblo fantasma en invierno, donde hace un frío terrible, y que después de las ocho de la noche no sale nadie, salvo para ir al almacén y regresar a la casa.

“Yo habré tenido unos 16 años y me juntaba con mis amigos en un lugar que se llama El Corte, llamado así porque ahí cortaron la ruta que va a Tucumán.

Yo tenía que cruzar ese lugar para llegar a la casa de unos amigos de apellido Cordero, con quienes me juntaba para hablar tonteras algunas noches de viernes, hasta las dos o tres de la mañana. En una de esas noches frías, decidí volver a casa porque estaba desabrigado, y tenía dos opciones para llegar: por El Corte, que no eran más de dos cuadras, o por el tramo más largo que era entrando al pueblo, y haciendo siete cuadras para llegar a casa.

Opté pasar trotando por El Corte, sin miedo, porque era criado en el campo y estábamos acostumbrados a ver cosas raras. En eso que volvía caminando por ese lugar absolutamente oscuro, escuché que algo se arrastraba, y pensé que era algún borracho que estaba en uno de los canales cercanos, así que me acerqué a ver quién era, porque ahí todos nos conocíamos…

Entonces vi la cabeza de una mujer, iluminada por una luz amarillenta. Era lo único que se distinguía en esa oscuridad. Mi primera reacción fue buscar algo para pegarle y matarla, así que busqué una piedra y la levanté, sintiendo que se me erizaban todos los pelos, y cuando iba a tirársela encima me dijo “¡No me mates… Soy Ramona…!”

Sergio comenta que le reconoció la voz, y que efectivamente era una persona del pueblo, que había trabajado en su casa colaborando con las tareas domésticas:

“la cabeza con cabellos rodaba, y no tenía cuerpo…

Fue tan impresionante que posteriormente, y aún de día tenía temor de cruzarme con esas brujas. Pero un día fue a mi casa!! Y yo estaba seguro de que era ella, no tanto por la cara (que estaba muy desfigurada), sino por la voz. Y ahí estuvimos conversando como si nada, ella y mi mamá, hasta que antes de irse me tocó la cabeza y le dijo a mi madre: señora, tiene usted un buen hijo.”

Para mas cuentos literarios visita nuestra pagina de inicio.